En tiempos difíciles, tras la guerra civil española, nació esta marca que ha ido formando parte de la cocina casera generación tras generación. Su excelente relación calidad-precio ha sido la clave para llenar tantos platos de color, aroma y sabor. Una marca que ha pasado de generación en generación española de toda la vida.
Durante la posguerra, empezamos a comercializar el primer colorante alimentario bajo la marca POTE. Un sustituto más accesible que el azafrán para dar un poco de vida a los platos. Las primeras 'carteritas' (sobrecitos) se utilizaban como moneda de cambio en las tiendas de colmados.
El azafrán de POTE fue el primero en comercializarse molido. Así, durante nuestra historia nos hemos ajustado a las necesidades de cada época, ofreciendo nuevos formatos y productos adaptados a los exigencias de cada momento.
Actualmente, hemos rediseñado nuestro envase para volver a nuestros orígenes. Porque nada sabe mejor que rememorar lo que nos hace únicos.